Situado en el extremo Noroeste del país, el Alto Minho constituye hoy una puerta de entrada al país y claramente un punto de unión entre Portugal y España por intermedio del Minho y de Galicia. Vale la pena destacar la importancia de las ciudades de Braga y Viana do Castelo, dos centros urbanos de referencia del Norte de Portugal.
El Minho es una especie de anfiteatro mirando hacia el océano, que se extiende hasta el Río del mismo nombre donde la tierra portuguesa se separa de Galicia. Sobre este anfiteatro, delimitado al este por las montañas, soplan los vientos marinos que determinan un clima templado, cuyas temperaturas nunca asustan.
En el Norte nació Portugal y la rica herencia cultural de la región no deja en el olvido tan nobles y antiguos orígenes.
Zona de montañas y declives acentuados, cubierta de frondosa vegetación, ríos y parques naturales. Con el granito de sus montañas se erigirían los muchos monumentos, de historia de la región, en los castillos - el de Guimarães fue cuna del fundador - o en los incontables pazos y casas blasonadas, donde se recibe al visitante en la más aristocrática hospitalidad. Barcelos es un emplazamiento muy antiguo sobre el Cávado, cuyas riberas frecuentan lavanderas y pescadores de lamprea o de sábalo; la ciudad de los gallos con crestas escarlatas. Ponte de Lima, pueblo situado a 20km de Viana do Castelo. El célebre puente de treinta y un arcos construido en la edad media, data de hecho de la época romana (carretera de Braga a Galicia). El patrimonio monumental es imponente: vestigios de fortificaciones, pórtico románico de la iglesia parroquial, pórticos manuelinos y azulejos mudéjares de Santo António dos Frades, palacio de los marqueses do Ponte (siglo XV, restaurado, ventanas manuelinas), numerosas residencias y casas solariegas de los siglo XVII y XVIII.